Dormía en la calle y hoy triunfa dentro de Los Caligaris
Mauricio Ambrosi es percusionista de la banda y sabe mejor que nadie lo que es empezar desde abajo.
Mauricio Ambrosi es percusionista de Los Caligaris y sabe mejor que nadie lo que es empezar desde abajo.
Nació en el año 1979 y a la edad de 7 años sus padres se separaron, en esa época su madre no podía pagar el alquiler de su hogar. Mauricio cuenta que; “Ella acomodó los muebles en la casa de los parientes y nos refugiamos en la terminal durante un año”.
El recuerda que a su corta edad, en 1986, dormía en la calle junto a su madre y sus cinco hermanos. Durante ese frío invierno, mientras le rugía el estómago, miraba maravillado, en un televisor prestado, como el gran Diego Maradona realizaba el gol que convirtió a Argentina en campeón mundial. Tres décadas más tarde, el destino lo llevó a tocar a México con la banda Los Caligaris.
En la noche dormían en hogares y el día lo atravesaban en la Terminal de Córdoba, donde la espera entre valijas, micros y felicidad de otros era eterna. “Entrabamos a los bares a pedir un café con leche hasta esperar que anocheciera” cuenta Mauricio.
Tiempo después su madre consiguió un empleo cama adentro y él junto a sus hermanos fueron repartidos en casas de sus tíos. Pasaron los días y, finalmente, pudieron alquilar una habitación en una pensión.
El percusionista comentó que una canción fue la banda sonora de ese trance. En la terminal sonaba todo el tiempo Córdoba linda, del cuartetero Sebastián, Daniel Humberto Reyna. Ese ritmo célebre se le fue impregnando y empezó a desarrollar su oído músical.
El protagonista de esta historia cuenta; “Hice la primaria en seis escuelas distintas. Mamá golpeaba puertas en casa del Gobernador pidiendo ayuda, pero nada. Después conocimos a mi abuelo, que nos dió una casa y empecé a estudiar música. Eso me salvó”.
A la edad de 17 años empezó a trabajar en servicios de limpieza para poder pagar sus clases de música en “La Escuelita” a manos del profesor Ricardo “Zurdo” Roque. Al mismo tiempo, se encargaba de la percusión en la banda de cuarteto de El Toro Quevedo. Allí estuvo cuatro años hasta asegurarse que conseguir dinero de una forma más lúdica.
En el año 2001 conoció a Valentin Scagliola (tecladista de Los Caligaris), quien le dijo; “No hay un mango, pero la pasamos bien” . Y Mauricio terminó como integrante de la banda.
El percusionista concluyó diciendo “Aprendí a que las cosas se hacen bien o nada. Limpiar no me gustaba, pero lo hacía perfecto. Esa es la fórmula que recomiendo, hacerlo mejor que puedas, sea lo que sea que estés haciendo. Ya no tengo la tristeza de antes y lo puedo contar. A mi papá no lo vi más. No sé como es hoy de viejo. Me dijeron que tiene hijas que escuchan mi música. No juzgo. Cada uno hace lo que puede con su cabeza”.
Fuente: Diario Clarín.