La enfermera que peleó en Malvinas y ahora combate contra el coronavirus


En 1980 Alicia Reynoso se alistó voluntariamente y dos años después le tocó estar en la guerra. Ahora, 39 años más tarde, se enfrenta a un nuevo enemigo.


En el año 1980 Alicia Mabel Reynoso, enfermera entrerriana de 22 años, estaba en su casa en Paraná cuando por la televisión se enteró de que la Fuerza Aérea Argentina estaba incorporando mujeres a sus filas. Se inscribió y la seleccionaron. Entonces no lo sabía, pero dos años más tarde estallaría la guerra de Malvinas.

Sobre su llegada a las Fuerzas Armadas, relata: «Abrir caminos no es fácil para nadie, sobre todo en un ambiente pensado por y para los hombres. Nos costó muchísimo; no existían las oficinas de género a donde pedir auxilio. Fue todo a pulmón. En ese momento me resultó una salida laboral; no sabía que tenía la vocación de servicio. Me fui forjando, tenía 22 años cuando entré».

Más allá del apego y del amor a su profesión, Reynoso explica que no todo fue color de rosas: «Recuerdo que el primer desfile del 9 de julio, en 1980, nosotras estábamos orgullosas, y nos gritaban ‘vayan a lavar los platos’. Era fuerte, pero estaba tan naturalizado que hasta lo tomábamos con un poco de humor. Pasó el tiempo y eso no se animarían a gritárselo a ninguna mujer hoy en día».

Apenas dos años después de su ingreso a la fuerza, la Argentina recuperó el control territorial de las Islas Malvinas, dando inicio a la contienda bélica contra Gran Bretaña.

Junto a sus compañeras, Alicia intentó curar las heridas del cuerpo de los soldados en 1982, pero no fueron las únicas cicatrices con las que las enfermeras de Malvinas tuvieron que lidiar.

«Nuestra labor fue contener y cuidar a los soldados. Sabíamos lo que teníamos que hacer, pero tuvimos que improvisar lo de cuidar el alma. Los combatientes que llegaban al hospital no lo hacían gritando de dolor, sino pidiendo por sus madres. Eso fue algo que terminé entender mucho tiempo después, cuando fui madre yo», dice Reynoso.

En aquel infierno de gritos, alarmas e insomnio, las enfermeras forjaron un sentido de hermandad que se mantendría en pie incluso después de la guerra, cuando empezaría una nueva pelea que las tendría como abanderadas: la lucha por la igualdad y el reconocimiento.

Con la derrota consumada y las armas en silencio, las mujeres se dispersaron. Reynoso fue destinada a la Escuela de Aviación, donde se intentó callarla: “’Usted no vio nada, olvídelo todo’, nos decían. Querían que nos olvidemos y casi lo logran. Cada una se metió en su caparazón y siguió trabajando».

Ahora, 39 años más tarde, cuando está por jubilarse, le tocó enfrentarse a un nuevo enemigo, la pandemia, que asegura: “Es peor que la guerra”.

“Los que están batallando desde el primer día están agotados y sin descanso”, dice y agrega: “Creo que es peor porque nos está durando mucho tiempo”. Además compara los aplausos del comienzo del conflicto bélico, con los aplausos a los médicos y enfermeros, esos que ya no se oyen.

En estos días Alicia repasa una y otra vez sus dos guerras, mientras viaja por el país presentando la película que grabó junto a sus compañeras y que cuenta la historia de las enfermeras destinadas a Comodoro Rivadavia, para atender a los soldados heridos que llegaban.

El film cuenta cómo ella y sus compañeras, aún hoy, luchan por ser reconocidas como veteranas de guerra. La película se estrenó el 1 de abril a las 20 hs. en CinearTV, y también se puede ver el 2 de abril a las 22 hs. en Canal Encuentro y el Domingo 4 a las 0 hs. en la TV Pública Argentina.

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