La importancia de cuidar el intestino: Es considerado el segundo cerebro y aloja casi la totalidad de nuestro sistema inmune
Este órgano de nuestro sistema digestivo cumple un rol crucial en nuestro estado de animo, salud y bienestar. Llevar una alimentación sana y balanceada es fundamental para cuidar tanto la microbiota, que se aloja en él, como al cuerpo.
El sistema digestivo no suele ser el más reconocido dentro de nuestro cuerpo, en especial el intestino quién del mencionado, es el que menos fama tiene.
Sin embargo el 80% del sistema inmunitario se aloja en este, mantiene una línea de comunicación directa con el cerebro, se renueva todo cada dos semanas y tiene un impacto muy significativo en el estado de ánimo y en la salud en general.
Los expertos consideran al intestino como el “segundo cerebro”, debido a su capacidad de funcionar de manera independiente.
Es el órgano sensorial más grande que recoge información sobre la calidad de los nutrientes, sobre cómo están las células inmunes, o las hormonas de la sangre.
Luego envía toda esa información al cerebro para que la vincule con nuestras emociones y pensamientos.
Por ello tiene un rol tan importante en cuanto al ánimo, y va de la mano con la frase “somos lo que comemos”.
Llevar una alimentación sana y balanceada, sumar más verduras, frutas, yogur con probióticos y semillas ayuda a que el sistema digestivo funcione correctamente e inciden en el estado de ánimo.
Se conoce que determinados alimentos son tolerados y otros no, sintiéndonos en malestar. Por ello, suele suceder que cuando se dejan de comer harinas cambia el humor.
Gabriel Vinderola, biólogo e investigador del Conicet, afirma: “El intestino es un órgano clave porque es una de las vías más importantes de comunicación entre el mundo exterior y nosotros”.
Conocer el intestino
El intestino, entre el delgado y el grueso, alcanza una longitud de ocho metros aproximadamente.
Si se lo pudiera ver con una lupa, se observaría que se parece a una toalla de algodón, y esos pelitos del algodón en el intestino se llaman microvellosidades.
Allí se aloja la microbiota (mejor conocida como flora intestinal), la cual está compuesta por cientos de millones de microorganismos y bacterias que se encuentran en el tracto intestinal.
Se divide en dos. Por un lado los “buenos” y por el otro los “malos”, que viven disputando el intestino.
Para que este funcione correctamente, la microbiota debe estar en equilibrio, los microorganismos del bando de los buenos deben ser abundante y diversos.
La mala alimentación, abuso del uso de antibióticos y de productos antisépticos, y estrés, entre otros, pueden romper ese equilibrio.
Para que pueda restablecerse esa armonía es necesario alimentar a la microbiota buena, mejor llamados probióticos. Estos se presentan en yogures y algunos quesos.
También es bueno incorporar fibras, a través de las frutas, verduras, cereales integrales, etc, porque las bacterias buenas (presentes en los probióticos) se alimentan de ellas y en ese proceso de digestión producen vitaminas, y ácidos grasos de cadena corta, como el ácido butírico.
Vinderola explica:
“El ácido butírico es un compuesto antiinflamatorio y anticancerígeno que usan las células intestinales para renovarse, multiplicarse y mantener al intestino sano y desinflamado. A su vez, este ácido es utilizado por otras células para producir la serotonina, que es uno de los principales neurotransmisores encargados de comunicar al intestino con el cerebro, y es conocida como la ‘hormona de la felicidad’ ya que está relacionada con el bienestar, el comportamiento, la actividad sexual y el sueño”.
La alteración de la microbiota puede llevar a que la persona esté angustiado o triste, sin saber por qué.
Muchas veces esa respuesta puede hallarse en el intestino: tal vez la persona esté atravesando un estado de disbiosis intestinal
Se trata de una alteración de la microbiota que puede afectar la producción de serotonina y el sistema inmune y provocar inflamación, alergias, depresión, irritabilidad y falta de sueño, entre otros desequilibrios.
“Para que el intestino cumpla con sus múltiples tareas, hay que cuidarlo, la mejor forma es incorporando alimentos fermentados, alimentos con probióticos, y fibras, aumentando el consumo de verduras, frutas, cereales integrales, avena, yogur con probióticos y frutas secas como así también evitar el consumo de antibióticos sin control, y no abusar de productos antisépticos”, destaca el biólogo.
Cuidar el intestino es tan importante como cuidar el corazón y el cerebro.
Fuentes: Infobae / The Boston Globe /