Mendoza: Cinco perros fueron testigos del casamiento de sus dueños y dos llevaron los anillos
Es la primera vez según antecedentes que ocurre algo así en Argentina. Se trata de animales rescatados por la pareja. Se hizo público en el mes de octubre.
Por primera vez en Argentina, el Registro Civil de Mendoza autorizó que animales fueran incorporados como testigos honoríficos en una boda.
Amparados como “seres sintientes”, Máxima, Kibou, Coco, Atilio y Rafael pusieron su huella con tinta especial y certificaron en un libro paralelo la unión de sus dueños, Darío Hernández y Nicolás Da Col.
Sus cinco perros son rescatados y son parte de su familia, por lo que no podían quedarse afuera en un momento tan especial.
El antecedente había tomado estado público en octubre, cuando se aprobó el pedido de la pareja.
La resolución se otorgó por considerar a los animales como parte de una familia afectiva real.
“Son miembros de nuestra familia extendida. Queríamos compartir con ellos este día porque nos dieron un amor incondicional que jamás podríamos devolver del todo”, expresó Dario.
Compartieron el video con la canción “Quédate”, de Shé, un rapero valenciano quien justamente se la dedicó a su perro: “Esa letra dice exactamente lo que sentimos por ellos”, contaron los novios.
Atilio y Rafael llevaron los anillos hasta el altar, otro símbolo especial ya que fueron realizados con piezas de oro fundidas de hermanos de la pareja que habían fallecido.
Cabe destacar que Darío y Nicolás se conocieron hace más de 13 años a través de una aplicación y ambos estaban profundamente involucrados con el rescate y la rehabilitación de perros.
Nicolás era colaborador de El Campito, el gigantesco refugio de zona Sur que llegó a albergar más de 800 animales.
Él llevó por primera vez a Darío, quien se sumó como voluntario. De allí adoptaron a sus primeros compañeros, Celia y El Tano.
Con el tiempo, al mudarse a Olivos, Buenos Aires, comenzaron a colaborar con Patitas al Rescate, un hogar de tránsito del norte bonaerense.
Su hogar se convirtió en un lugar de paso para perros heridos o necesitados de atención constante: curaciones diarias, tratamientos y traslados a veterinarias.
Algunos animales encontraron otras familias, pero otros se unieron a la suya:
- Kibou fue el primero en llegar, su nombre significa “esperanza” en japonés y resume su historia.
- Máxima, la única hembra del grupo y la más anciana, que llegó desde El Campito durante la pandemia, después de que muriera Celia.
- Coco se quedó tras la muerte de El Tano, porque se parecían físicamente y compartían incluso una misma afección dérmica.
- Atilio apareció con el cráneo expuesto y heridas profundas en las patas. Durante 40 días los novios lo llevaron a curaciones diarias. Los otros perros lo rodearon, lo cuidaron y lo acompañaron para dormir. Sobrevivió contra todo pronóstico y por eso terminó quedándose.
- Rafael fue el último en llegar. Lo hallaron solo, hambriento, con sus hermanos muertos a pocos metros, víctimas del abandono y de un atropello.
Para la pareja, incluir a los cinco perros no fue un gesto pintoresco sino un acto reparador y una manera de agradecerles por haberlos acompañado en momentos duros.
“Siempre decimos que una persona que ama a un perro es alguien que nos encanta conocer. Nosotros fuimos encontrándonos en ese amor”, expresó Nicolas.
Como se mencionó, en la Argentina no existían antecedentes formalizados por un Registro Civil.
La participación de animales en bodas es común en Estados Unidos, donde hay ceremonias en Nueva York o San Francisco que incorporan huellas, pequeños collares con anillos y hasta roles protocolares para las mascotas.
La experiencia mendocina marcó un precedente cultural.
Abrió la puerta para que las familias que incluyen animales puedan expresar simbólicamente ese vínculo en actos oficiales.
Fuente: La Nación




