Ruptura en las amistades: ¿Cómo superar cuando nos alejamos de un amigo?
Todos aceptamos el dolor de separarse de una pareja o familiar pero ¿qué sucede cuando de quien nos separamos es un amigo o amiga?
Sabemos que las rupturas amorosas son muy dolorosas, nos angustian y muchas veces nos cuesta seguir la vida normal. Sin embargo, nadie suele hablar de que lo mismo puede suceder cuando sufrimos una ruptura entre amistades.
Romper una amistad puede suceder por diferentes motivos: la distancia con el paso del tiempo, porque ya no comparten cosas en común, porque han restringido el contacto, porque decidimos alejarnos o alejaron por decisión propia o porque se ha vuelto una amistad tóxica.
Sea como sea, alejarse de alguien con quien pasamos mucho tiempo de nuestra vida y a quien le tenemos cariño es doloroso.
En primer lugar, ¿Qué son las amistades y cómo impactan durante nuestro desarrollo?
A lo largo de nuestra existencia tenemos colegas fugaces, con quien compartimos anécdotas, y amigos para siempre, que impactan en nuestra vida. Cuando uno de los últimos desaparece causa en las personas pena y malestar.
Al igual que los amores se puede curar con el tiempo o incluso puede suceder que nunca se olvide. Sea cual sea el caso no hay que ignorar el duelo que dependerá de la intensidad, la presencia y las vivencias compartidas que haya tenido la persona en con nosotros.
Expertos indican que: “las amistades se escogen y se deshacen libremente”. Muchas veces a algunos se les da el valor de un hermano.
Asimismo a medida que crecemos, en diferentes etapas del desarrollo cambia su importancia. No es igual el significado de amistad durante la adolescencia que a los 40 años, dependiendo eso varia el golpe de la pérdida.
Entre los 10 y 19 años se le da una gran importancia ya que los amigos nos dan un sentimiento de pertenencia a un grupo que se desliga de la familia. Además los amigos pasan a ser un referente al momento de formar nuestra identidad y personalidad, se vuelven un refugio y un espacio íntimo.
Según estudios, luego de los 25 años comienza la edad en la que estos comienzan a disminuir al igual que el ritmo con el que hacemos nuevas amistades. Esta afirma que desde la adolescencia hasta dicha edad el círculo social crece, tras ello empezamos a alejarnos de esos lazos dándole más importancia a los que consideramos indispensables.
Coincide con el establecimiento de las relaciones amorosas cuando muchas personas encuentran a la persona con la que formarán una familia, lo que provoca que invirtamos nuestro tiempo en la pareja más que en los amigos.
Si bien para gran parte de la población los compañeros están sobre los novios o novias, a la mayoría nos sucede la situación del amigo que “desaparece” en el momento de que conoce a alguien de quien se enamora.
Los expertos señalan al tiempo como gran culpable. A partir de cierta edad comenzamos a distribuir el tiempo entre diferentes cosas: el trabajo, la familia, la pareja, los hobbies y los amigos. Mientras algunos se hacen tiempo para sus pares, otros dejan todo el tiempo libre para la pareja.
Por otro lado, las amistades suelen verse como una inversión que sirve para hacer frente a diferentes situaciones conflictivas. Algunos clasifican a los amigos por la cantidad de secretos compartidos.
Investigadores detectaron que para las personas es importante saber qué lugar ocupan entre los demás. Esto explicaría porqué suceden situaciones de celos o una ruptura entre amistades.
“La amistad genera un vínculo basado en la lealtad, cuando un individuo rompe esa lealtad, ya sea frenando el ritmo o intensidad de salidas, perdiéndose experiencias o información, el propio grupo acaba haciendo una exclusión de esta persona” indican los psicólogos.
Por ello también se generan las relaciones tóxicas en la que una persona necesita ser siempre el centro de atención, afecto e incluso la “primicia” de lo que los demás tengan para contar. Cuando no sucede ocurren los malestares a través de celos, chantaje emocional y manipulación.
¿Qué pasa cuando el vínculo desaparece y qué hacer?
Sin importar el motivo, la pérdida de la amistad implica un duelo que hay que asumir y no negarlo. Si bien no es tan reconocido, aceptado ni charlado como el de una pareja también existe y debe aceptarse para superarse.
Podemos experimentar sentimientos de tristeza, inseguridad, abatimiento y pensamientos sobre la pérdida tratando de saber los motivos del distanciamiento. Sentimos nostalgia por los buenos momentos y muchas veces enfado, ya que en los tiempos de conexión solemos afirmar y asegurar que la relación durará para siempre.
No hay una única respuesta de cómo superarlo, para ello se aplican consejos similares a los de otros tipos de duelo. Algunos son:
– No ignorar lo que sientes: las emociones están ahí y hay que darles la importancia que merecen. Concederse el tiempo de estar triste si así lo sientes pensando en que sucedió y aprender de ello. También pensar si uno mismo tuvo errores y asumirlos es parte del proceso.
– Darse tiempo para uno mismo: es recomendable dedicarse a reforzar la relación con uno mismo haciendo actividades que nos gusten.
– Aceptarlo: poco a poco pasaremos por las diferentes etapas de un duelo hasta que finalmente lo aceptemos y podremos recordar los buenos momentos sin dolor.
– “Un clavo saca otro clavo”: el clásico dicho que suele usarse para las separaciones de pareja podría aplicarse en el caso de las amistades. Pero es importante NO tapar nuestras emociones y no intentar reemplazar el vínculo. Esto no quiere decir que no podamos apoyarnos en otras amistades o crear nuevas, pero de manera sana y sincera.
En el caso de las amistades tóxicas, hay que saber identificarlas. Algunas veces las “banderas rojas” de ello son: critican todo lo que haces, no se alegran por tus logros, se sienten celosos cuando conoces gente nueva, no tiene en cuenta tu opinión, intenta alejarte de los demás, entre otros.
Allí alejarse puede ser lo mejor que se puede hacer, incluso si es una relación de muchos años. “Ser amigos de toda la vida” o tener cariño por el tiempo de relación aunque no sea sano o no haya nada en común y sea un vínculo forzado es un error.
Sea como sea cada amistad es un mundo, las relaciones son necesarias para nuestro desarrollo y nuestra vida: “los humanos somos seres sociales” y ya sea teniendo un gran grupo o un solo amigo, es importante darnos un tiempo para ellos siempre que sea bueno para nosotros.
Fuente: La Vanguardia / Bloom