SOCIEDAD

Tras un divorcio un hombre en Estambul deberá pagar una pensión para gatos


Según medios de dicho país, el acuerdo establece que el ex-esposo deberá pagar alrededor de 330 dólares cada tres meses para cubrir los gastos de sus dos mascotas. La “custodia” de los animales es de la ex-esposa, y el monto se ajustará periódicamente según la inflación.


En Turquía, un divorcio en Estambul llamó la atención al incluir algo poco común: una “pensión para gatos”.

Según medios de dicho país, el acuerdo establece que el exesposo deberá pagar alrededor de 330 dólares cada tres meses para cubrir los gastos de sus dos gatos, durante un máximo de 10 años o hasta que los animales fallezcan.

La “custodia” de las mascotas es de la exesposa, y el monto se ajustará periódicamente según la inflación.

La decisión fue tomada por el Juzgado de Familia de Estambul.

Medios detallaron que Buğra B., residente de la capital otomana, presentó ante el tribunal una solicitud de divorcio de mutuo acuerdo de su cónyuge, Ezgi B., con quien contrajo nupcias dos años atrás. 

El documento incluyó una cláusula que establecía que el hombre pagaría a la mujer una compensación de 550 mil liras turcas, y, a su vez, se comprometía a cubrir los gastos asociados al cuidado del par de felinos que quedarían bajo custodia de su exesposa.

El acuerdo estipula textualmente: “Las partes han acordado que los dos gatos de Buğra B. se quedarán con Ezgi B. Mientras permanezcan con ella, y en ningún caso durante un máximo de 10 años, Buğra B. pagará 10 mil liras mensuales, trimestralmente, a Ezgi B. para sufragar los gastos de cuidado de los gatos”.

Abogados turcos señalan que este tipo de cláusulas son todavía excepcionales, ya que las mascotas son consideradas legalmente propiedad.

Sin embargo, los tribunales han comenzado a aceptar acuerdos que priorizan el bienestar animal, algo que hasta hace poco era impensado en la legislación del país.

Protección animal en Turquía

La inclusión de los gatos en el protocolo de divorcio refleja un cambio en la percepción legal de las mascotas en el país. 

En 2019, el Parlamento turco creó una comisión para analizar la situación de los animales y revisar la ley de protección animal de 2004. Como resultado, se aprobó una nueva legislación en julio de 2021 que los redefinió como seres vivos y no como bienes muebles.

Esta ley supuso un cambio significativo en el tratamiento de las criaturas domésticas y callejeras.

Entre sus disposiciones más relevantes, estableció la obligatoriedad de implantar microchips a las mascotas, exigir la esterilización de los ejemplares sin hogar y aumentar las sanciones contra el maltrato.

¿A quién corresponde la custodia?

Pese a la situación que se dio en el divorcio, en Turquía no existe una normativa oficial que determine a quién corresponde la custodia de un animal de compañía tras una separación legal.

Históricamente, los tribunales han tratado a los ejemplares domésticos como objetos, asignando su propiedad en función de quién los adquirió o a nombre de quién figuran los documentos de registro. 

Sin embargo, la evolución de la jurisprudencia y la promulgación de nuevas leyes están configurando un marco legal que se asemeja al de las disputas por la custodia de los hijos, priorizando el “interés superior del animal”.

En algunas jurisdicciones pioneras, los jueces deben considerar factores como:

  •  Quién ha sido el cuidador principal
  • El vínculo emocional de cada parte con la mascota
  • La estabilidad del entorno que pueden ofrecer
  • Los horarios laborales y la disponibilidad para el cuidado
  • La presencia de niños en el hogar
  • Cualquier antecedente de maltrato animal

En los casos en que no existen leyes específicas sobre el mencionado “interés superior”, la distinción entre bienes gananciales y privativos sigue siendo determinante. 

Una mascota adquirida antes del matrimonio suele considerarse bien privativo y, por tanto, permanece con su propietario original.

A su vez, para evitar largas batallas legales, las parejas optan por “planes de crianza compartida”, los cuales pueden detallar la custodia física (residencia principal y régimen de visitas), las responsabilidades financieras, la autoridad para la toma de decisiones sobre la salud y el bienestar del animal, entre otros temas.

Surge de un pacto contractual entre las partes y no puede ser impuesto unilateralmente por un juez, a diferencia de la manutención de los hijos.

Como medida preventiva, algunas parejas incluyen en sus acuerdos matrimoniales cláusulas específicas sobre el destino de las mascotas en caso de divorcio, lo que permite anticipar y resolver posibles conflictos futuros.

Fuentes: Infobae / El Kilombo

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