Cuatro claves para mejorar la memoria y entrenar nuestro cerebro según la ciencia


Hacer algunos cambios en el estilo de vida, pueden ser fundamentales para mejorar el rendimiento cerebral y evitar enfermedades en el futuro. La Universidad de Harvard, realizó una serie de recomendaciones. En la nota te contamos cuales son.


El cerebro es el órgano principal de nuestro cuerpo, encargado de mandar señales a cada parte del cuerpo para un buen funcionamiento.

Por esa razón, es fundamental protegerlo y realizar actividades que lo alejen de las enfermedades.

La Universidad de Harvard, realizó una serie de recomendaciones para ejercitar la memoria y evitar enfermedades.

Realizar Deporte

La primera y más importante es hacer actividad física. 

El ejercicio es necesario para preservar la fuerza muscular, fortalecer el corazón, mantener un peso saludable y evitar enfermedades crónicas.

No solo eso, sino que también ayuda a mejorar las habilidades cognitivas. Sobre todo en el caso de los menores de edad, cuyo cerebro se desarrolla a una velocidad mayor.

En el caso de los adultos, está demostrado que sirve para la prevención de muchos tipos de enfermedades, en especial las mentales.

Según Scott McGinnis, profesor de Neurología en la Universidad de Medicina de Harvard, el ejercicio es necesario para preservar la fuerza muscular, mantener el corazón fuerte, mantener un peso corporal saludable y evitar enfermedades crónicas como la diabetes.

Señaló: “Participar en un programa de ejercicio regular de intensidad moderada durante seis meses o un año está asociado con un aumento en el volumen de regiones cerebrales”.

Aumenta la memoria y las habilidades mentales tanto directa como indirectamente. 

Estimula cambios fisiológicos como la reducción de la resistencia a la insulina y la inflamación, además de fomentar la producción de factores de crecimiento, sustancias químicas que afectan el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos en el cerebro e incluso la abundancia, la supervivencia y la salud en general. de nuevas células cerebrales.

Una de las actividades físicas que mejora la función cognitiva en adultos mayores es el Tai Chi.

Según un estudio publicado en el “Journal of the American Geriatrics Society”, ayuda en el ámbito de la función ejecutiva, que maneja procesos cognitivos como la planificación, la memoria de trabajo, la atención, la resolución de problemas y el razonamiento verbal.

El deporte debe establecerse como hábito, con si se tratara de un medicamento recetado para una enfermedad crónica.

Por ello, es recomendable la realización de 150 minutos de ejercicio a la semana (30 minutos, 5 días por semana).

Para quienes no estén habituados a hacer deporte, lo indicado es comenzar con 5-10 minutos al día e ir aumentando en 5-10 minutos por semana hasta llegar al objetivo.

Practicar la lectura

Otra buena forma de activar nuestro cerebro es leer. 

La lectura es una práctica muy beneficiosa, ya que aumenta el funcionamiento emocional, promueve la concentración y hace más empático al individuo.

Un cerebro activo no sólo realiza mejor sus funciones, sino que incrementa la rapidez de la respuesta.

Durante la lectura, el cerebro se ve obligado a pensar, ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, ejercitar la memoria y, sobre todo, a imaginar.

Esto también sucede cuando se aprenden cosas o se realizan actividades nuevas, ya que se está entrenando al cerebro y provoca diferentes sinapsis (conexiones entre neuronas) en el cerebro, se potencia la neuroplasticidad y se mejora la reserva cognitiva.

“Nuestras neuronas pueden crear nuevas conexiones, incluso se pueden formar nuevas neuronas, pero para ello es clave entrenar y estimular nuestro cerebro. Y hay tres elementos clave para hacerlo: enfrentar a nuestro cerebro a la novedad, la variedad y el desafío. Viajar cumple con los tres”, señala José Manuel Moltó, vocal de la Sociedad Española de Neurología.

Irse de Viaje

Viajar y enfrentarse a nuevos lugares, sensaciones, olores, sonidos o sabores hace que se obligue al cerebro a usar todas sus capacidades, manteniéndolo activo y sano.

“Cuando viajas a otro lugar, sobre todo si éste es desconocido para ti, estás obligando a tu cerebro a estar en un continuo proceso de solución de problemas y de superación de desafíos”, explica Moltó.

A ello añadió: “Viajar requiere, principalmente, aprender y memorizar todo lo extraño hasta que todo resulte normal y conocido. Esto es un desafío para tu cerebro y es como un entrenamiento acelerado”.

Adaptarnos a nuevas sensaciones (lingüísticas, visuales, aromas, sabores), aprender nuevas calles, hacer un mapa mental del lugar en el que estás, comunicarte en otro idioma, son algunas de las actividades que estimulan nuestro cerebro.

Lo vuelven más plástico, más creativo, y nos dan más capacidad de comprender.

Molto resaltó: “Es importante entrenar y estimular el cerebro porque, con el tiempo, un mayor número de conexiones implica una mayor reserva cognitiva, lo que permite que nuestro cerebro sea más resistente al deterioro de la edad o a los síntomas de las enfermedades neurológicas”.

“Además, cuanto más rica sea nuestra vida y cuantas más experiencias distintas tenemos, más posibilidades hay de que alcancemos una edad con un cerebro sano”, agregó.

Alimentarse Correctamente

Por último, la alimentación es fundamental para la protección del cerebro y la prevención de enfermedades.

La nutricionista y profesora en la Universidad de Harvard, Uma Naidoo, recuerda que algunos alimentos como los azúcares añadidos y el consumo de alimentos fritos de forma regular promueven el entorpecimiento de la mente.

En especial en funciones como la memoria, por lo que es recomendable llevar una alimentación sana.

Nuestra dieta debe ser rica en proteína. Un estudio de “The American Journal of Clinical Nutrition” apunta a que ingerir suficiente de esta en nuestras comidas puede ser importante para proteger el cerebro.

Los investigadores evaluaron los hábitos alimentarios y la salud de más de 77.000 hombres y mujeres a los que se siguió durante más de 20 años.

Los que llevaron una alimentación rica en proteína, en comparación con los que prefirieron los carbohidratos, tuvieron menores probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo en el futuro.

Por cada 5% de calorías de proteínas animales más que de carbohidratos, había un 11% menos de riesgo de desarrollar demencia. Y por cada 5% de calorías que provenían de proteínas vegetales, el porcentaje se disparaba hasta el 26%.

“Los frijoles y las legumbres tuvieron la asociación protectora más fuerte. El estudio fue observacional y no prueba que comer más proteína protege el cerebro” , dice el estudio.

“Pero ya sabemos que las proteínas son los componentes básicos de los músculos y los órganos y son esenciales para la reparación de tejidos y células y la producción de sustancias químicas cerebrales importantes. Así que hay que asegurarse de aportar proteínas en forma de alimento en cada una de las comidas, especialmente las de origen vegetal como frijoles, lentejas, nueces y semillas”, concluye.

Fuentes: La Razón / A Tu Salud / 

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