Se realizaron por primera vez en Córdoba dos cirugías cerebrales para preservar emociones
Fue en el Hospital Tránsito Cáceres de Allende, constituyendo un hito histórico para la medicina pública provincial. La novedosa técnica permite extirpar tumores cerebrales que comprometen áreas relacionadas sin que el paciente quede apático, abúlico, sin empatía y ni conexión con cómo se siente.
El Servicio de Neurocirugía, del Hospital Tránsito Cáceres de Allende, constituyó un hito histórico para la medicina pública provincial al realizar dos intervenciones quirúrgicas con estimulación de emociones.
La técnica permite extirpar tumores cerebrales que comprometen áreas relacionadas con funciones como las emociones, el habla y la cognición.
Durante la operación, el paciente está completamente despierto y se lo estimula con evaluaciones para conservar y evaluar en tiempo real dichas funciones mentales.
Los procedimientos duraron casi tres horas y participaron en ellas más de 20 profesionales de manera simultánea, incluyendo especialistas de neurocirugía, anestesiología, enfermería e instrumentación quirúrgica.
Marcelo Barbero, director del hospital, afirmó:
“Esto no es solo el servicio de neurocirugía, sino un conjunto de gente que trabaja para brindarle la mejor atención al paciente. Esta intervención se está haciendo en muy pocos lugares, y en el sector público es el primer lugar donde se realiza”.
En detalle: ¿Cómo fueron las operaciones?
Como se mencionó, las intervenciones se llevan a cabo con el paciente despierto.
Durante la misma, se estimulan áreas del cerebro relacionadas con las emociones mediante técnicas desarrolladas por el equipo de psicopedagogas y neuro psicólogas del hospital.
De esa manera, se identifican y preservan las zonas críticas mientras se reseca el tumor.
Claudio Turco, neurocirujano del hospital y responsable de las intervenciones, contó al medio La Voz: “Al paciente se le van mostrando imágenes para provocar emociones: una foto de una persona enojada, pensando, llorando, triste o feliz. Después tiene que hablar sobre estas imágenes, emitir una opinión de lo que ve”.


Explicó que se activan las áreas conectadas con las emociones, que están ubicadas en la región frontomedial del cerebro y en el lóbulo del cíngulo.
“Mientras estas zonas se activan, nosotros vamos resecando el tumor evitando tocar esos lugares”, detalló.
Utilizaron herramientas de última generación como la neuronavegación, que permite al neurocirujano localizar con precisión las estructuras cerebrales.
También jugó un rol importante el exoscopio, que brinda una visualización ampliada y detallada del campo quirúrgico.
Uno de los pacientes presentaba un tumor en la zona derecha, media y profunda del cerebro, que comprometía no sólo la función motora del hemicuerpo izquierdo, sino también áreas vinculadas a la regulación de emociones.
Turco afirmó que el paciente se encontraba inicialmente abúlico y apático, situación que mejoró con medidas antiedema antes de la operación.
Para la cirugía debieron preparar una anestésica especial y un manejo intraoperatorio complejo, manteniendo al paciente vigil, reactivo y conectado en sus funciones neurológicas.
Con ayuda de la neuronavegación, el equipo médico localizó la lesión y, en conjunto con neuro psicólogos y neurofisiólogos, estimuló constantemente funciones motoras y cognitivas para protegerlas.


El otro paciente tenía un tumor de mayores dimensiones y profundidad. Invadía el cuerpo calloso, es decir, se esparcía por ambos hemisferios cerebrales comprometiendo estructuras importantes.
A pesar de la alta complejidad, ambas cirugías no presentaron mayores inconvenientes.
El neurocirujano advirtió que este tipo de intervenciones conllevan mucha preparación y que estos casos tuvieron casi un mes de trabajo previo.
“No es fácil estar en el quirófano respondiendo preguntas mientras nuestro cerebro está expuesto. Se necesita de una preparación psicológica del paciente para tolerar la cirugía”, explicó.
Psicólogos, neuropsicólogos y neurofisiatras entrenan a los pacientes a través de test con una semana de antelación.
“Posterior a eso, empiezan a trabajar los bioingenieros que son quienes programan la neuronavegación, o sea, los instrumentadores. La cirugía es el cierre final de todo el proceso”, añadió.
Beneficios de esta intervención
La técnica representa un gran avance en el abordaje de tumores cerebrales complejos localizados en áreas de alta funcionalidad del cerebro.
Ofrece ventajas como la posibilidad de resecar lesiones de mayor magnitud y, al mismo tiempo, limitar posibles secuelas o lesiones en los pacientes.
Turco detalló que hasta el momento las intervenciones en pacientes despiertos incluían el cuidado de las áreas cerebrales relacionadas con el lenguaje y el funcionamiento motriz.
Evitaban que la cirugía provoque trastornos del lenguaje o déficits motores. Sin embargo, el paciente podía quedar apático, abúlico, sin empatía y ni conexión con sus emociones.
Ahora, con la nueva técnica, se atiende a este riesgo preservando las áreas cerebrales relacionadas con las emociones.
“Muchas veces cuando había lesiones tumorales en estas zonas no las tocábamos porque sabíamos que por la localización o por la complejidad, el paciente no iba a quedar bien. Tenían mal pronóstico. Hoy se puede evitar ese resultado” ahondó el neurocirujano.
Otra ventaja de estos abordajes con pacientes despiertos es que las cirugías y los postoperatorios son más breves y favorables.

Fuentes: La Voz / El Doce / Cadena 3